sábado, 10 de mayo de 2008

La vejez temprana

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en un esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga a vestir un color nuevo y no habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú. Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre el blanco y los puntos sobre las “ies” a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no pregunta de un asunto que desconoce o no responde cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero en realidad la muerte existe o se puede evitar?

Si nadie sabe que estamos muertos es como si no lo estubiéramos. no? Si nadie sabe que hemos muerto creerán que estás vivo.

Por lo tanto...la inmortalidad reside en no saber? en desconocer?...qué opinas tú?
-Leire-

Inés dijo...

Lo cierto Leire, es que depende única y exclusivamente de lo que creas que es la muerte. Yo la entiendo o por lo menos lo intento, como un paso más dentro del ciclo de la vida, que nos acerca a Dios pero que es tan desconcertante como cualquier otro misterio.
Por desgracia, tb se puede morir en vida cuando la soledad deja de ser sonora y no se comparte nada con nadie, solo se vaga perpetuamente, como un hombre en el desierto

Datos personales