lunes, 31 de marzo de 2008

Otra huella

Cuando la isla cogió el barco y partió sabía bien el destino pero no el fruto del viaje. Cada estación resultó ser distinta, tan distinta, que cada km. recorrido parecía pasar ante mis ojos como una pelicula de cine, eres el espectador pero no el actor. Disfrutar con los sentidos ha sido un premio al cual he asistido pero no he vivido. Sencillamente es así, ni bueno ni malo.

Diría que todo es fruto de la niebla que aún recorre el fondo de la isla durante mi asuencia, pero es el frío que perdura que empieza a hacer mella en las desgastadas cicatrices. Veremos si la primavera con su color y su lluvia cicatriza aquello que a veces es un catarro mal curado.

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